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jueves, 10 de febrero de 2011

El camino de Eleusis

Durante casi dos milenios los misterios fueron celebrados cada año en lo que corresponde a nuestro mes de septiembre. Era obligatorio guardar silencio respecto a lo que allí acontecía. La ingestión de hongos permite a uno contemplar más allá de los ojos mortales; viajar por el tiempo; penetrar en otros planos de la existencia. Aristóteles dijo de los misterios de Eleusis que los iniciados debían sufrir, sentir, experimentar ciertas emociones y estados de ánimo, no estaban ahí para aprender nada.
Cada año nuevos candidatos a la iniciación recorrían la vía sacra. La procesión pasaba simbólicamente la frontera entre los dos mundos al atravesar el pequeño puente, construido intencionadamente demasiado angosto para el tráfico de vehículos, y más adelante, era tradicional que los peregrinos fueran obscenamente insultados por hombres que llevaban máscaras.
El único requisito, además del conocimiento de la lengua griega, era pagar el cerdo para el sacrificio y el estipendio de los diversos sacerdotes y guías más los gastos de la estancia en Atenas. Cada paso en esta vía evocaba algún aspecto del mito de Deméter y Perséfone.
La experiencia mística consistía en una visión por medio de la cual el peregrino se convertía en alguien y había visto, un “epoptes”.
En la cámara de iniciación se celebraba la última danza ceremonial de las sacerdotisas portando el cáliz de grano sobre la cabeza mientras mixturaban y distribuían la pócima sagrada. Según algunos autores la explicación de cómo entraban en esa experiencia mística los iniciados es gracias al cornezuelo, nombre castellano de un producto fúngico, el esclerocio de un hongo que los micólogos conocen como Claviceps purpurea. Es un parásito del centeno y otros cereales, así como de algunos pastos silvestres.
Maqueta del recinto sagrado de Eleusis
El principal edificio del recinto sagrado de Eleusis era el Telesterion. El Telesterion fue reconstruido y ampliado en varias ocasiones para dar acomodo al creciente número de iniciados, pero al revés de todas esas modificaciones se mantuvo un diseño esencial: el Telesterion era un edificio rectangular construido en torno de una cámara mucho más pequeña, también rectangular: el “anaktoron” o “morada del señor”. En el último Telesterion el techo que se encontraba sobre este “anaktoron” era una linterna que constituía la única entrada de luz del exterior y permitía cierta ventilación para las antorchas y fogatas.
 La línea de visibilidad quedaba obviamente obstruida desde muchos ángulos.
Siempre ha sido un tema que me ha interesado. Para mi sorpresa, en mi primera visita a Eleusis, un domingo de octubre, me encontré con un grupo de gente que  estaba haciendo sacrificios, eso sí, incruentos, en el recinto.
Buscando más información, encontré en youtube un video de un canal griego que contaba como había una asociación"Evelpides" (literalmente, llena de esperanza)que continuaba con el culto en Eleusis (Elefsina en griego moderno) cada primer domingo de octubre. Hacen el mismo recorrido que en la Antigüedad, saliendo de Atenas al amanecer, haciendo las mismas paradas, p. ej. intercambio de palabras insultantes, que según parece tenía como objetivo  mostrar a los neófitos  que deben de dejar atrás especialmente el barbarismo, la soberbia y el mal comportamiento de los hombres, para poder continuar. 
Como no todo el mundo que puede leer esto sabe griego moderno, me he tomado la libertad de editarlo.

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