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domingo, 3 de febrero de 2013

La música de Grecia antigua ( III)

Los areófonos. Aulós, flautas 
 También entre los instrumentos de viento una familia destaca por encima del resto: los aulói (αὐλοί). Este término, usado de manera genérica, podía llegar a servir para cualquier instrumento de viento, pero de forma específica se utiliza para referir una especie de pífano u oboe doble. Los pocos aulói encontrados no conservan la boquilla lo imposibilita conocer si el instrumento era de lengüeta doble o simple.
Probablemente, se trate de un sucesor del antiguo halilu mesopotámico, al que habría que añadirle las modificaciones experimentadas por los pueblos del Asia Menor. Podía ser de madera, huerso, marfil o incluso metal, aunque los más primitivos debieron de ser de caña.

Aulós, museo de Vraurón.

El aulós (αὐλός) era casi siempre doble, constando cada uno de los pífanos de un tubo delgado, de forma cilíndrica, con una parte más gruesa en el extremo superior, el holmos (ὅλμος). En él se aplicaba una boquilla en forma de pico provista de lengüetas. Los instrumentos más sonoros tenían las lengüetas más grandes o bien era de un material distinto. En su ejecución, el intérprete se ayudaba de la phorbeiá (φορβειά / φορβαία) para obtener una mayor energía en el soplo. La phorbeiá era una correa de cuero que daba la vuelta desde la boca del ejecutante alrededor de la nuca, recubriendo las mejillas. El timbre de este instrumento debía ser más bien estridente, utilizado durante marchas y cantos militares. Los más importantes solían ser los lidios, seguidos por los frigios o élymoi (ἔλυμοι), con una caña recta y más corta y la otra más larga. Los aulói podían ser de diferentes medidas atendiendo a las voces a las que debían acompañar.
Hasta época clásica el aulós tuvo cuatro agujeros por cada caña, de forma que a cada agujero le correspondía un dedo y los pulgares quedaban para sostener el instrumento. Más tarde, el número de agujeros aumentó hasta 15 por caña. Además, el aulós permitía alcanzar sonidos más agudos (armónicos) a través de la impostación y mediante saltos de quintas (debido a su pequeño tamaño, los mayores y de caña más ancha podían realizar saltos de octavas).
Respecto a este instrumento, destaca el nombre de Prónomo de Tebas, así como el de sus discípulos, encargados todos de la aplicación de unos anillos metálicos colocados en torno al tubo sonoro, correspondiendo con los agujeros; sobre dichos anillos se practicaba un agujero el cuál se podía cerrar totalmente o solamente en parte, obteniendo así el intervalo deseado.
Este instrumento se oponía a la kithára (κιθάρα), pues si bien éste era el instrumento de Apolo por excelencia, el aulós (αὐλός) era el de Dionisos, de carácter festivo y orgiástico, lo que revela la conciencia griega respecto al dualismo entre “arte apolíneo” y “arte dionisíaco”.
Auleta y citarista, Museo Arq. de Atenas

Así, poco a poco los auletas empezaron asumiendo una importante función como acompañante de cantores de poesía elegíaca y yámbica, hasta extender su utilización a las competiciones píticas y el gran drama clásico.
Todo ello propició el desarrollo de distintos tipos de aulói, atendiendo a la finalidad.
Así, tenemos testimonios del pythaulós (πυθαυλός) y el choraulós (χοραυλός) que, como puede deducirse de sus nombres, estaban destinados a los Juego píticos y al acompañamiento de un coro, respectivamente. Similar a este último era el physálli, que era empleado en la danza coral. Junto a éstos, encontramos muchos otros como el mónaulos o monokálamos, de una sola coña y muy común entre los egipcios; el gingras o ginglárion (γίγγρος / γιγγλάριον) , pequeño aulós de origen fenicio y sonido quejumbroso; el níglaros (νίγλαρος), de sonidos agudos y utilizado para marcar el ritmo a los remeros y el tonario, que servía para dar el tono a los cantantes y también a los oradores, por lo que tuvo gran aceptación en las escuelas de retórica. Cualquier tipo de composición que requiera el uso de alguno de estos instrumentos recibe el nombre de áulema (αὔλημα).
Más allá del aulós, encontramos entre los aerófonos la familia de las flautas.Ignoramos si los griegos conocían o no la flauta travesera, aunque la existencia de una auténtica flauta travesera entre romanos y etruscos argumentaba a favor de la presencia de dicho instrumento en el mundo helénico, que recibiría el nombre de photinx (φῶτιγξ).
Sí que conocemos la existencia de flautas verticales, de entre las que destaca la syrinx (σῦριγξ),el más típico de los instrumentos de este grupo. Este instrumento antiquísimo es el instrumento de los pastores por excelencia, por lo que nunca tuvo gran relevancia en la música artística y que por aquel entonces podríamos considerar “culta”. Estaba compuesto por una serie de cañas, generalmente siete, de diferente longitud,por lo que cada una de ellas producía un sonido único. Se disponían sólidamente unidas entre ellas, adquiriendo el instrumento una forma trapezoidal, con los extremos inferiores tapados con cera, esto último solo cuando todas la cañas medían lo mismo y era necesario alterar las medidas de las mismas para obtener diferentes sonidos. Eran muchos los materiales que podían utilizarse en su realización; desde madera hasta arcilla, pasando por el hueso y el metal, incluso podían ser de una sustancia resinosa y translúcida. Su timbre era vibrante pero dulce y su registro, sin duda, muy agudo (debido sobre todo a que las cañas eran más bien cerradas). Este instrumento procede de Siria, lo que no impide que la formación de un mito en Grecia que atribuya su invención a Hermes y su utilización a Pan. Más tarde, Ovidio hará de Siringe una ninfa transformada en caña para huir del amor de Pan.
Este instrumento despertó la curiosidad de muchos de los estudiosos y, posteriormente, nacerá de él el órgano. Estos estudiosos, además, separaron las cañas del syrinx , dando lugar a un nuevo instrumento, la syrinx monokalamós (σῦριγξ μονοκαλαμός), que comprende de tan solo una de las cañas del syrinx común, siendo la auténtica flauta vertical de la antigüedad. Con el tiempo este syrinx monokalamós era tan común pasó a denominarse syrinx a secas, mientras que el original pasaba a llamarse syrinx polykalamós (σῦριγξ πολυκαλαμός).
Más tarde aparecerán testimonios de la existencia del antepasado de la antigua cornamusa, el askaulós, que debió de existir en el límite cronológico del mundo helénico.Muy similar a la gaita, este instrumento consistía en un odre de piel en el que se disponían dos aulói y un tubo corto para posibilitar la entrada de aire. El intérprete se colocaría el odre bajo el brazo inquierdo comprimiéndolo con el codo, logrando conseguir una gran continuidad en el sonido. El odre podía ser de piel (los más grandes) o de vejiga de buey (los más pequeños). El efecto sonoro sería muy similar al de la gaita moderna, utilizando un aulós para el canto y el otro para sostener una nota o bordón.
Con el tiempo, y como evolución final del askaulós y el syrinx, Ctesibio de Alejandría desarrolla el órgano a mitad del siglo III a.C, momento de máximo auge de la ingeniería helenística. En griego recibía el nombre de hydráulis o hydráulos, (ὑδραυλός) pues el sistema cuyo desarrollo se le atribuye a Ctesibio consistía en obtener la presión necesaria para hacer vibrar los tubos por medio de un compresor hidráulico y una serie de pistones. Esta estructura estaba contenida en una caja alta y estrecha a cuyos lados se colocaban dos bombas. Encima de esta caja se levantaban los tubos en dos o más filas, los cuales eran de distinta longitud unos de otros. Los tubos podían ser de madera, bronce o cualquier otro metal y, además de por su longitud, también se diferenciaban entre ellos por el diámetro, por la presencia o ausencia de la lengüeta y por la extremidad abierta o cerrada. Su timbre debía ser sonoro y penetrante, y de una considerable potencia si se compara con el resto de instrumentos con lo que convivía. Estas series de tubos permitían obtener sonidos variados por su altura, perteneciendo a escalas diferentes.

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